
Nutrición parenteral total (TPN)La terapia de infusión de TPN, una intervención médica establecida introducida en la década de 1960, ha desempeñado un papel fundamental para salvar vidas. La terapia de infusión de TPN permite suministrar directamente nutrientes vitales al torrente sanguíneo de pacientes con trastornos gastrointestinales graves o que se han sometido a una cirugía intestinal extensa, lo que impide que su sistema digestivo absorba o procese eficazmente los alimentos. Si bien el TPN desempeña un papel fundamental al proporcionar nutrientes esenciales para facilitar la curación y promover el bienestar general, no está exento de posibles riesgos y complicaciones. Entre estas, la preocupación más importante es la posibilidad de daño hepático o, en casos graves, insuficiencia hepática, especialmente en personas que reciben tratamiento prolongado con TPN.
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Inventario completo de fluidos intravenosos, listo para ustedComo ya sabrá, el hígado es de suma importancia como órgano encargado de la crucial tarea de procesar los nutrientes. Sin embargo, cuando se evaden los procesos digestivos habituales del cuerpo, esto puede tener consecuencias perjudiciales para el hígado.
En este artículo, investigaremos la asociación entre el TPN y el daño hepático, examinaremos las posibles causas del daño hepático y ofreceremos medidas para reducir el posible daño a este órgano vital. Un conocimiento profundo le ayudará a garantizar el manejo más seguro y productivo del tratamiento a largo plazo con TPN para usted o sus seres queridos.
¿Cómo causa TPN daño al hígado?
Normalmente, el hígado desempeña un papel vital en el metabolismo de nutrientes, como la glucosa, los aminoácidos y las grasas. Al administrar estos nutrientes directamente al torrente sanguíneo a través de TPN, se evita la acción del hígado, lo que resulta en una mayor carga metabólica en este órgano vital. Esta mayor carga metabólica puede inducir daño hepático, especialmente cuando el hígado ya está comprometido.
Las personas que se someten a un tratamiento prolongado con nutrición parenteral total (TPN) presentan un mayor riesgo de desarrollar complicaciones hepáticas específicas, conocidas como enfermedad hepática asociada a la nutrición parenteral (EPNAL). La EPNAL abarca diversos problemas hepáticos, como la esteatosis (hígado graso). colestasis (alteración del flujo biliar), alteraciones del metabolismo de la glucosa y de los lípidos, cirrosis (cicatrización del hígado), hipertensión portal (presión arterial elevada en el hígado) y, en última instancia, insuficiencia hepática.
La incidencia de PNALD es significativamente mayor en lactantes que en adultos, con tasas que oscilan entre 40% y 60% en lactantes y entre 15% y 40% en adultos. Además, la incidencia de PNALD aumenta a medida que aumenta la duración de TPN.
Factores que contribuyen al daño hepático
Los pacientes que usan TPN a largo plazo pueden experimentar daño hepático o PNALD debido a diversos factores asociados con esta terapia. Algunos de los principales factores de riesgo de daño hepático en personas que toman TPN a largo plazo incluyen:
Composición de la solución TPN
La composición de la solución TPN es crucial. Los niveles elevados de glucosa, aminoácidos y grasas pueden sobrepasar la capacidad del hígado para metabolizar adecuadamente estos nutrientes, lo que con el tiempo puede provocar disfunción hepática. Un estudio prospectivo Se informó de una enfermedad hepática asociada a TPN en pacientes adultos que recibieron lípidos excesivos administrados a >1 g/kg.
Colestasis: la forma más común de daño hepático
La colestasis es un tipo de PNALD que se produce cuando se interrumpe el flujo biliar del hígado, lo que provoca una acumulación de bilis en el hígado. Esta acumulación puede causar inflamación y daño a las células hepáticas, lo que a su vez puede provocar disfunción hepática.
Aunque los adultos que reciben tratamiento con TPN también pueden experimentar colestasis, esta es más común en recién nacidos prematuros. De hecho, la colestasis es el síntoma más común de insuficiencia hepática y se prevé que afecte a más del 70% de los pacientes adultos que reciben tratamiento a largo plazo con TPN.
Los signos de colestasis pueden manifestarse como ictericia (coloración amarillenta de la piel y los ojos), orina oscura y heces pálidas. Estos síntomas indican una función hepática alterada y la acumulación de bilis en el hígado.
Infecciones
Los pacientes que reciben TPN a largo plazo tienen un mayor riesgo de desarrollar infecciones, incluidas infecciones del torrente sanguíneo (sepsis). Según un estudio, se observó una Riesgo 3,2 veces mayor de desarrollar PNALD después de un episodio de sepsisEstas infecciones pueden afectar directamente al hígado y contribuir al daño hepático.
Toxicidad de nutrientes por sobrecarga calórica
La composición de la solución TPN puede ser potencialmente dañina, ya que puede provocar una sobrecarga calórica y contener componentes tóxicos. La alimentación excesiva o la sobrealimentación, independientemente de la forma de administración de los nutrientes, puede provocar esteatosis hepática (hígado graso) y hepatitis (inflamación del hígado).
Los niveles altos de ciertos tipos de lípidos (grasas), por ejemplo, pueden conducir al desarrollo de esteatosis hepáticaCuando TPN contiene una cantidad excesiva de lípidos, el hígado puede tener dificultades para metabolizarlos y digerirlos adecuadamente. Esto puede provocar la acumulación de grasa en las células hepáticas, lo que provoca esteatosis hepática y daño hepático.
La esteatosis hepática durante el tratamiento con TPN puede tener mayor probabilidad de ocurrir debido a factores como el uso prolongado de TPN, niveles elevados de glucosa en la solución de TPN, resistencia a la insulina y la presencia de afecciones subyacentes como obesidad o diabetes.
Deficiencia de nutrientes
A pesar de recibir TPN, los pacientes aún pueden experimentar deficiencias de ciertos nutrientes. Estas deficiencias pueden afectar aún más la salud hepática y contribuir al daño hepático. Estas deficiencias pueden tener un impacto aún mayor en la salud hepática y contribuir a la enfermedad hepática. Por ejemplo, los pacientes que toman TPN a largo plazo pueden presentar niveles más bajos de colina en sangre, lo cual se asocia con enzimas hepáticas anormales. Como resultado, la depleción de colina es crítica en el desarrollo de la enfermedad hepática asociada a TPN, y se afirma que la colina es un componente vital que requieren las personas que reciben TPN a largo plazo en casa.
Además, es importante tener en cuenta que no todas las personas que reciben tratamiento a largo plazo con TPN necesariamente experimentarán daño o insuficiencia hepática. Si bien las complicaciones hepáticas son un riesgo conocido, la probabilidad y la gravedad pueden variar según factores individuales y el manejo adecuado de la terapia con TPN.
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Acerca de la asistencia para copagos¿Cómo prevenir el daño hepático?
Una de las estrategias más eficaces para prevenir el daño hepático causado por TPN es proporcionar nutrientes de forma equilibrada, imitando los procesos naturales del organismo. Dado que el hígado procesa la glucosa de forma controlada y regulada, es fundamental regular la cantidad de glucosa administrada a través de TPN para evitar sobrecargarlo.
El tipo y la cantidad de grasa administrada mediante TPN es otro factor crucial. Si bien la grasa es un nutriente necesario, un exceso puede dañar el hígado. Por lo tanto, es fundamental administrar al paciente la proporción adecuada de ácidos grasos omega-3 y omega-6, y controlar con frecuencia sus niveles de lípidos.
De igual manera, el equilibrio adecuado de aminoácidos a través del TPN es esencial para evitar la sobrecarga de proteínas en el hígado. Además, se ha demostrado que ciertos aminoácidos, como la glutamina, reducen el riesgo de daño hepático causado por el TPN.
Por lo tanto, un control estrecho de la función hepática, evaluaciones regulares y ajustes a la formulación de TPN pueden ayudar a minimizar el riesgo y manejar eficazmente las posibles complicaciones hepáticas.
Conclusión
En esencia, el TPN constituye una intervención médica que administra nutrientes vitales directamente al torrente sanguíneo a través de un catéter intravenoso. Sin embargo, el uso prolongado de TPN conlleva el riesgo de daño o insuficiencia hepática. Mediante un enfoque proactivo que reconoce y aborda estos riesgos, es posible reducir la probabilidad de problemas hepáticos. La monitorización rigurosa de la función hepática y el mantenimiento de una estrecha colaboración con expertos en salud son cruciales para detectar cualquier problema de forma temprana y garantizar un tratamiento óptimo.
REFERENCIAS:
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